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Ámbito 2. Un poco de literatura. La literatura gauchesca A leer. ¿ Entre Europa y la pampa? El siglo XIX en América Latina fue la era de las independencias, de la Emancipación, con lo cual se encontró al centro de los discursos y de las preocupaciones la cuestión de la nación y de su definición. ¿ Cómo construirla? ¿ Qué moldes o qué principios privilegiar: la Ilustración y los valores europeos o, en cambio, los valores indígenas, lo “puramente” americano? Estas interrogaciones han de inscribirse en el marco más abarcador del romanticismo, corriente que encuentra en Argentina su más fuerte presencia en el Nuevo Mundo. Es pues en Argentina donde nos vamos a parar, cuando estaba en el poder Juan Manuel de Rosas (1835-1852), quien contestó a las preguntas sus mencionadas por medio de una dictadura. Dos fenómenos literarios se alzaron en reacción a este gobierno y en eco de/a la emancipación del país: la voz ideológica de los “proscritos” con, en particular, Domingo Faustino Sarmiento (1811-1888) en su Facundo y la poesía gauchesca con el Martin Fierro de José Hernández (1834-1886). Ambos sintetizan dos posiciones en un debate de fondo sobre la evolución y el crecimiento de Argentina: por un lado, los partidarios del liberalismo, de la europeización de Argentina; por otro, el nacionalismo, la valorización orgullosa de la tierra. En el centro de la cuestión se encuentra la figura del gaucho. El género literario gauchesco nace en oposición al gobierno de Rosas bajo la forma de folletos polémicos en los periódicos de Buenos Aires. En la pluma del primer poeta Hilario Ascasubi (1807-1875) nació el género que se encarnó en los octosílabos del poeta argentino José Hernández, su mejor representante. El origen etimológico de la palabra gaucho es controvertido y todavía incierto. Mas sabemos que remite a un tipo humano, un hombre-jinete, de origen criollo o mestizo, procedente de la pradera que se extiende entre la Patagonia y el este de Argentina, hasta el Estado de Rio Grande del Sur, en Brasil. Siempre con su caballo, su lazo y sus bolas, maestro en los ejercicios del pastoreo, sus principios son la libertad, la independencia. Pobre, hace de las tierras y de los desiertos su dominio. Errante y fugado de la justicia, así se caracteriza el gaucho argentino. El Facundo de Domingo Faustino Sarmiento fue uno de los primeros testimonios literarios sobre la figura del gaucho. D. F. Sarmiento participó en el grupo de los “proscritos” por la tiranía rocista y se exilió en Chile. Escritor, periodista, político – gobernó durante... -, defensor de la educación como único modo de salvación de su país, Sarmiento fue uno de los personajes más polémicos de su tiempo. Sus viajes a Europa y a Estados Unidos abrieron sus horizontes políticos y sociales. En su obra maestra Facundo. Civilización y Barbarie (1845) se propone atacar el régimen de Rosas y contraponer al caudillo el orden, al individuo la sociedad, a América la civilización europea, cuyos valores y pensadores tenían que ser adoptados en América, para salir del estado de barbarie y de retraso ambiente. Una de las figuras principales del atraso de Argentina es, desde luego, la figura del gaucho que se mueve en un espacio hostil para el desarrollo del país: la pampa. Se perfila pues otra dicotomía: la ciudad vs la pampa. Así, en la primera parte de su libro, se consagra a describir el estado de cosas, la topografía argentina, este desierto retrógrado de pampa que hay que convertir en un núcleo civilizador. En esta misma parte, convoca diferentes tipos de gauchos – el rastreador, el baqueano, el gaucho malo y el cantor- para luego, en la segunda parte, retratar a Facundo que encarna la figura política hispanoamericana por excelencia: el caudillo. Para sacar el país de este atraso o inmovilismo causado, sobre todo, por el gaucho y el caudillo, ambos apegados al pasado, había que promover una política inmigratoria que permitiese la integración de valores europeos y hacer hincapié en la educación, corazón del progreso. Biografía, tratado político, retrato de la pampa y del caudillo como algo que se debe rechazar pero que a la vez atrae por su potencia, su exotismo, su seducción... dentro de una escritura seductora, espontánea, potente, resultado de ecos románticos y fuente de polémicas... Durante el gobierno de Sarmiento, surge la voz gauchesca de un cierto Martín Fierro. Con un lenguaje oral hecho de refranes, de sentencias, de palabras populares, con quejas, con cantos, para proclamar los afanes de libertad y de justicia, Hernández decidió sacar de la marginalidad la figura del gaucho y la convirtió en el símbolo no sólo de la literatura argentina sino de toda la sociedad. Su Martín Fierro es una autobiografía, un canto contra la discriminación de los gauchos, en defensa de sus derechos, sus proyectos, sus valores ... defiende a un personaje, víctima de injusticias, víctima de los “proscritos”. Para Hernández, hay que reconocer el papel imprescindible del gaucho en la identidad argentina, en su lucha por la emancipación, papel ocultado por su posterior marginalización social. El poema se divide en dos partes: El gaucho Martín Fierro escrita en 1872, con trece cantos y 2.316 versos y La Vuelta de Martin Fierro publicada en 1879, con 33 cantos y 4.894 versos. En estos versos, Martín Fierro canta sólo, dando a veces la palabra a un interlocutor al nombre simbólico de Cruz, cuenta sus aventuras, o mejor dicho, sus desventuras del presente, añorando el idílico pasado, donde estaba entendido, respetado y alabado. Ahora, se ve obligado a luchar, a ser soldado, a matar...fuera de la ley, en margen de las normas liberales y de las instituciones que rigen una sociedad a la que ya no se puede identificar. Y sólo tiene el canto – y a veces la bebida – como único modo de comunicación o de salvación. En la segunda parte, vuelve a la sociedad, intenta adaptarse y alinearse con sus reglas y normas, con lo cual esta parte adquiere una cara más educativa o normativa. A través de estrofas “sextinas”, donde se encuentran la voz de Fierro, la voz de la pampa, con el lector-oyente, dentro de un tiempo y un espacio poco definidos, resaltando lo arquetípico del personaje, Hernández logra elevar la gauchesca a la cima de la literatura argentina. Entre la denuncia de un Facundo y la alabanza de Martín Fierro, se encuentran las cuestiones de la identidad, de la nación y de su avance, cuestiones de arraigue romántico pero que atraviesan el siglo, la narrativa, la poesía y la política de una nación que sigue buscando su propia definición y la naturaleza de su relación con Europa. |
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Responsables académicos : Geneviève Fabry y Pablo Decock Responsables informáticos : J. Schumacher y B. Maroutaeff Conceptores de la página: Geneviève Fabry, Alexis Alvarez Barbosa y Emilie Menz Dernière mise à jour : 01/11/2005 |