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Ámbito 1. Un poco de historia America Hoy A leer. Hisp@cultura responde. 1. Los movimientos migratorios : entre el aquí y el ahí Las tres últimas décadas, al intensificar y al generalizar a casi todo el globo los principios económicos del neo-liberalismo, cambiaron por completo la concepción del mundo, del hombre, del espacio y del tiempo. De hecho, lo que al principio fue la liberalización comercial, la circulación creciente de flujos monetarios, pronto llegó a generalizarse y a alcanzar la comunicación en la que satelitas, internet y la televisión mandan mensajes fundamentados en el “ahora” y “en todas partes”. Este flujo frenético facilitó el contacto entre las culturas y los continentes, y llevó, desde luego, a un flujo de hombres y de pueblos abarcándolos en esta “nueva” aldea mundial. Aquí, allí, ahí se reconsideran cada vez más hasta perder su sentido inicial. Hagamos ahora hincapié en América Latina, en la segunda mitad del siglo XX, donde se produjeron varios movimientos migratorios cuyas consecuencias siguen vigentes hoy a un nivel mundial. 1.1. Movimientos internos: el éxodo rural en México Con “movimiento interno” entendemos los desplazamientos dentro del país, es decir el éxodo rural. Este fenómeno ve su origen en la persistencia del problema agrícola: el estancamiento rural. De hecho, las numerosas reformas emprendidas a favor de la repartición de las tierras no lograron superar la dualidad latifundio-minifundio. En los 60, entre un 50% y un 93% de las tierras pertenecía a un 5% de los propietarios. Ocurrió pues una pauperización cada vez mayor del campesinado que vio en el éxodo la única vía de salida. Esta desastrosa situación en el campo junto con el desarrollo industrial cada vez mayor en las ciudades, produjo el éxodo rural, uno de los fenómenos más importantes de estas décadas, motivado por la tentación urbana del American way of life , de la riqueza, del nuevo “El Dorado”. Así, en 1930, la ciudad de México contaba con una población de 1 millón de habitantes. Cincuenta años después, las cifras se pueden multiplicar por 14, mientras que las zonas del Sur y del Sur-Este del país se ven despobladas. Se creó una nueva imagen de la ciudad, objeto de sueños por un lado, objeto de pérdidas por otro. De hecho, al llegar a la ciudad, a menudo, los inmigrantes no tienen permiso de trabajo y viven en las afueras de la ciudad, en los ghettos. Entre estos dos mundos, el campo – todavía muy arraigado en su identidad y origen precolombinos – y la ciudad -cuyos contornos y mecanismos son claramente occidentales- no se produjo un verdadero encuentro o una relación armoniosa sino más bien un choque. 1.2. Movimientos hacia fuera: exilios políticos Ahora bien, al mismo tiempo, en las décadas de los 70, 80 y 90 ocurrieron movimientos migratorios más amplios y trans-fronterizos, originados en razones políticas. Dentro de un horizonte mundial afectado por la crisis del petróleo, América Latina no logró escapar de esta crisis mundial que debilitó su crecimiento, aumentó su deuda y, por ello, su dependencia económica frente a los EE.UU. Se mutiplicaron las luchas sociales tanto en el medio urbano como en el medio rural, las luchas de los obreros por la independencia de las organizaciones obreras, las reivindicaciones estudiantiles, etc. Emprendieron el viaje miles de intelectuales, artistas o reaccionarios que se vieron exiliados de Brasil, Argentina, Chile, Uruguay por no estar de acuerdo con la ideología dictatorial. Así, en Brasil, el año 1964 marca el fin de la era populista, representada por J. Goulart (1961-1964). Mediante el golpe de estado, el ejército quería luchar contra toda posibilidad de imitar el modelo cubano, suprimiendo las garantías constitucionales, los partidos de izquierdas, etc. Cinco presidentes se sucedieron entre 1964 y 1985 y entre ellos, el general Costa e Silva fue, sin duda, el más duro. Sin embargo, este inmovilismo de la escena política y social, tuvo consecuencias positivas sobre la economía del país. En esta década, Brasil fue el único país que logró salir del estancamiento rural y que mejoró de manera radical el sector de su economía, hasta tal punto que se ha hablado del “milagro brasileño”. En Uruguay, la militarización del estado empezó más tarde, en 1973, en el marco de la lucha contra los Tupamaros, organización guerrillera de liberación nacional. La dictadura alcanzó sobre todo los órganos del saber: prensa, universidad, administración, acusados de tener intenciones sediciosas y condujo el país al fracaso económico completo en los 80. En Argentina, las conciencias quedan marcadas por la democracia populista de Perón (1895-1974). Así, el 24 de Marzo de 1976, un golpe militar destituyó a la entonces Presidente Constitucional María Estela Martínez de Perón, quien había vuelto del exilio con su marido en 1973. Los militares golpistas manifestaron que venían a poner "orden", pero éste fue el del del terror y de la muerte. Con la dictadura del general Jorge Rafael Videla, se inició la llamada “guerra sucia”que, animada por idearios anticomunistas, quería luchar contra toda manifestación de la subversión o de oposición para imponer los valores de la moralidad, la rectitud y la eficiencia. Esta lucha se tradujo en secuestros, torturas, numerosas “desapariciones”, intentos de eradicar las guerrillas marxistas, los Montoneros peronistas etc. Gracias a ésa lucha contra los comunistas, Argentina encontró el apoyo de otros regímenes autoritarios como Chile y Brasil. Los capitales extranjeros, sobre todo estadounidenses y japoneses, alimentaron Argentina durante estas décadas y la introdujeron en el circuito económico mundial; se multiplicaron los bancos, los créditos, los tipos de interés, la especulación frenética... sin embargo, la crisis de los años 80 lo destruyó todo y aumentó la situación de deuda externa; la guerra de las Malvinas en 1982 desencadenada por el general Galtieri contra Gran Bretaña fue desastrosa para Argentina, que se hundió cada vez más en la deuda y la inflación. En 1983, después de numerosos movimientos populares, el partido radical llega al poder acabando con la “Guerra Sucia”. En Chile, el período de 1973 a 1990 está marcado por el poder del general Pinochet, poder que había derrocado al socialista Salvador Allende en el famoso golpe, o “autogolpe”, del 11 de septiembre de 1973. Según ellos, el bombardeo del palacio presidencial de la Moneda, los autos de fe, tenían la meta de sacar el país del estancamiento económico del último mandato de Allende. Pinochet, capitán general de las fuerzas armadas, con su traje blanco, ocupa pues la silla presidencial hasta diciembre de 1989 y va a llevar el país por una larga era de “democracia autoritaria”, cuya institucionalización es plasmada en la Constitución autoritaria y antimarxista de 1980. Este autoritarismo y antimarxismo se tradujo en una represión violenta basada en torturas – organizadas por el poderoso servicio de inteligencia DINA -, encarcelamientos, desapariciones, etc... De la economía se encargan los Chicago Boys, elites chilenas que cursaron un master en las más presitigiosas universidades norteamericanas y que hicieron del antikeynesianismo y del ultraliberalismo los principios claves de su política económica. Se apocan los gastos públicos, se intensifican las exportaciones y después de una grave crisis en los 80, Chile logró emprender el camino creciente. Las eleciones de 1989 las ganó el demócrata cristiano Patricio Alwyn, que intentará sacar el país del abismo que separa los políticos, las elites económicas y la aristocracia, de los otros, los excluídos, todos los que pertenecen a esa “clase media”, que a menudo no se beneficiaron de seguridad social, de enseñanza, etc. Entre los años 70 y 80, olas de intelectuales fueron lanzadas al exilio a causa de la situación política de su país. Muchos de ellos encontraron en México un país de acogida. Las estadísticas esbozaron las cifras siguientes: 650 mil argentinos, 200 mil chilenos y 200 mil uruguayos huyeron de su propio país por causas políticas. Los exiliados de diferentes países, por diferentes razones, de diferentes tendencias políticas y de un estatus social variado, tuvieron que socializarse, sobrellevar su situación e integrarse. El gobierno mexicano de Echevarría facilitó altamente la integración socio-profesional de los exiliados, con lo cual la mayoría de ellos encontró trabajo en el ámbito de la cultura. Estas migraciones introdujeron pues no sólo un cambio fundamental en la vida de los inmigrantes sino que fue el germen de un hervimiento intelectual y cultural: el mestizaje. Se fundan pues organizaciones de apoyo como la “Casa Argentina de Solidaridad”, “Casa de Chile””Casa Argentina”, que son verdaderos espacios de encuentro cultural, político, económico... una manera para algunos de seguir la lucha contra las dictaduras y de encontrarse con otros latinos. En los años 70 algunos intelectuales decidieron cruzar el Atlántico y dirigirse hacia España, que a finales de la década, se encuentra en el período de transición y de progresiva restructuración económica en la que los hispanoamericanos vieron una oportunidad de empleo y de integración. Otros eligieron Francia, Holanda, Suecia como destino de su exilio. Recordemos que algunas décadas anteriores, después de la guerra civil, fueron los intelectuales españoles los que imigraron al subcontinente americano. A finales de los años 80 se produjo un doble movimiento: por un lado, el de retorno o de vuelta a Argentina, Chile, Uruguay y Brasil, cuando en estos países la situación mejoró. Algunos sin embargo, después de haber vuelto a su tierra, deciden deliberamente volver a su tierra de exilio. Por otro lado, se produce otra ola - compuesta sobre todo de mujeres o de personas solas- hacia Europa, más bien, hacia España, procedentes del Caribe y de la zona andina (Perú, Colombia, Ecuador). En los años 80 y 90, las restricciones sobre la inmigración empezaron a ser una cuestión de primera fila en las políticas españolas y europeas, lo que dificulta cada vez más la integración de los inmigrantes. 2. América Latina y los EE.UU. Hoy en día, la población hispanoamericana en los EE.UU. se sitúa alrededor de un 12,5 %. Es, pues, superior a la comunidad afro-americana. Entre 1980 y 2000, su presencia fue multiplicada por un 145%. Las comunidades hispanas se implantaron primero en las zonas fronterizas, de Tejas a California. Los centros urbanos tales como New York – sede de los puertorriqueños – o Chicago, sin olvidar Miami - tierra de los cubanos (vease unidad 7) – también constituyen imprescindibles lugares de encuentros multiculturales. Hoy en día llegan hispanoamericanos a la vez que crece la reproducción “natural” de los migrantes y se multiplican los ciudadanos estadounidenses de origen hispano. Hay pues una gran heterogeneidad de la comunidad hispana en los EE.UU. Algunos lograron integrarse muy bien, otros rechazaron sus orígenes hispanos, al anglicizar su apellido por ejemplo, y trabajan en las capas más altas de la sociedad, por el contrario, otros siguen esperando la legalización para salir de la clandestinidad. La presencia en América Latina de los EE.UU. a lo largo de la segunda mitad de siglo XX también se dió mediante un apoyo militar – en el asesinato de S. Allende por ejemplo – y un gran apoyo económico que llevó a América Latina a una ambigüedad fundamental, ya que los EE.UU. y su dinero alimentaron todos los sueños de los latinos y a la vez, con la deuda creciente, subrayan la imposibilidad y el espejismo que es el (Hispano) American Way of life... Los EE.UU. sacaron provecho de esta ambiguedad y dependencia ofreciéndoles a los intelectuales y a los estudiantes hispanoamericanos la posibilidad de cursar estudios en las mejores universidades norteamericanas ... para luego alimentar su inteligentsia o para que, una vez de vuelta a su país, perpetuasen el modelo capitalista... 3. ¿Hoy y mañana? Los desafíos de los movimientos recientes son grandes y plantean cuestiones de mayor importancia para las décadas que vienen, tanto para los países emisores como los receptores. Desde el punto de vista económico, se tiende cada vez más a abarcar más países. Así, por ejemplo, la creación en 1991 del Mercosur – el mercado común del Cono Sur que incluía el Paraguay, Brasil, Argentina, Uruguay y, más tarde, en 1996, Chile y Bolivia-, la firma en 1992 del tratado de libre comercio entre México, EE.UU., Canadá... Hoy en día América Latina ocupa pues un sitio importante y particular en la economía internacional. No sólo por llevar al circuito mundial a millones de consumidores, sino también por ser un terreno explotable por EE.UU y Europa y, desde luego, por extender la aldea mundial. De manera general, se puede decir que los EE.UU. es el mayor inversor con un 50%, seguido de Europa con un 35% y Japón con un 6%. |
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Responsables académicos : Geneviève Fabry y Pablo Decock Responsables informáticos : J. Schumacher y B. Maroutaeff Conceptores de la página: Geneviève Fabry, Alexis Alvarez Barbosa y Emilie Menz Dernière mise à jour : 17/10/2005 |