A leer. Hisp@cultura responde. La Edad Media en España.

1. Los árabes : llegada y asentamiento. 

     La fecha de 711 marca el final de la dinastía visigoda en España y el principio de una nueva era, bajo el dominio de los árabes. Dada la escasa resistencia con que se topan las primeras tropas, la Península Ibérica cae muy pronto en manos de los invasores. Su avance es prodigioso y pronto caen Toledo (capital del reino visigodo), Zaragoza y el valle del Ebro. Cruzan los Pirineos y toman Nîmes y Carcassonne en 725. En 732, Charles Martel los expulsa del territorio francés, tras la famosa batalla de Poitiers, y los árabes se instalan en la Península, bajo el dominio de la dinastía de los Omeyas (756-1031).

     El primer período de su estancia se caracteriza por las luchas internas entre árabes y bereberes, que se añaden a la resistencia protagonizada por los cristianos refugiados en las montañas del norte y al acoso de los Normandos. Las luchas internas se mantienen hasta el siglo X, en el que empieza a despuntar el califato de Córdoba, que se convierte en el centro del Islam occidental. El siglo X es sin duda el de mayor resplandor de la España musulmana.

     La llegada de los árabes transforma considerablemente la faz de la España visigoda. Ésta pasa de ser una sociedad fundamentalmente rural a adoptar un modo de organización urbano, estructurado entorno a las grandes urbes de la época : Córdoba (100.000 habitantes), Sevilla (20.000 habitantes)y Granada (26.000 habitantes), que se convierten muy pronto en centros culturales de mucho prestigio. En efecto, la riqueza de la civilización islámica de la época, tanto en las artes como en las ciencias destaca frente a la pobreza relativa del medioevo cristiano. Se traducen del griego al árabe textos de la Antigüedad, textos de medicina (Hipócrates, Galiano), de filosofía (la gran síntesis del aristotelismo protagonizada por Avicenas), de matemáticas, física o astronomía. En cuanto a la lírica, nace la poesía hispanomusulmana, que tiene entre sus representantes más destacados a Ibn Abd Rabbi-Hi y Muhammad el-Hazi por lo que respecta a la vertiente culta ; mientras que en el campo de la poesía popular, nacen dos formas nuevas : el zéjel y la muasaja, en las que aparecen los primeros fragmentos en lengua romance (de la que derivarán el castellano y el portugués). Otro campo floreciente es el de la arquitectura, donde se realizan las primeras mezclas entre elementos orientales, romanos y godos (cf. mezquita de Córdoba).

     A nivel religioso, los invasores no imponen sus creencias, ya que ellos mismos apenas acababan de convertirse al Islam. Poco a poco, sin embargo, la proporción de muladíes (personas que han pasado del cristianismo al Islam)aumenta, ante el resplandor de la civilización árabe y su religión fácil de asimilar. Los que deciden seguir practicando el cristianismo reciben el nombre de mozárabes (cristianos arabizados, se visten como los árabes y hablan su lengua).

     En 1031 se produce la disolución del califato de Córdoba y la división de la España musulmana en reinos de taifas, pequeños estados independientes. Esta fragmentación induce una mayor debilidad de los territorios árabes, que se convierten en una presa más asequible para los reinos cristianos del norte.El año de 1031 es la fecha que pone término al reino de los omeyades. En el 1085, para la defensa de Sevilla, el rey de dicha ciudad pide ayuda a los Almorávides, que se instalan en España, hasta la llegada en 1147 de los Almohades, cuya dinastía se extiende hasta 1269. 

     Poco a poco, a partir de la segunda mitad del siglo XI, los árabes van perdiendo terreno, hasta que, tras la batalla de La Navas de Tolosa (1212), su dominio se limita exclusivamente al emirato de Granada, que se mantendrá en su poder hasta 1492.

2. Los judíos :

     La tercera religión presente (en grado menor) en la España medieval es el judaísmo. El asentamiento de comunidades judías en España se remonta a la era romana, más concretamente al siglo IV. Oprimidos por los últimos monarcas visigodos, acogen a los árabes con los brazos abiertos. Durante la presencia árabe, su período de mayor resplandor se sitúa hacia el siglo XI, cuando se produce el declive y desmantelamiento del califato de Córdoba. En efecto, la comunidad judía goza por esa época de un estatuto de autonomía (autogestión), del derecho a nombrar a sus magistrados y rabinos ; además, tiene sus sinagogas, sus escuelas rabínicas, sus hospitales.

     Su situación cambia considerablemente con la oleada de invasiones africanas ( a partir del siglo XII). Algunos se vieron obligados a abandonar su religión y convertirse al Islam, como por ejemplo el famoso médico Maimónides. Siguen, sin embargo, administrándose, en el seno de comunidades autónomas llamadas aljamas.

     A pesar de algunas medidas discriminatorias, la España cristiana tolera su presencia durante un tiempo a causa del papel importante que desempeñan en la sociedad de la época, tanto a nivel económico como a nivel cultural. Como ya lo hemos subrayado, la situación se deteriora a principios del siglo XIV, cuando se produce una grave crisis, a raíz de una serie de cambios sociales y económicos, guerras y catástrofes naturales. Una vez más, queda claro que el antisemitismo no es un fenómeno « natural », sino que viene determinado por la situación, la coyuntura que atraviesa la sociedad.

     En 1492, los judíos, a consecuencia del edicto de los Reyes Católicos , son expulsados de la Península. Los que quieren permanecer en el territorio español deben convertirse al cristianismo y se les llama conversos. Cabe señalar que en muchos casos se trata de una conversión aparente y muchos conversos siguen practicando su religión a escondidas en espacios privados, mientras asisten en público a misas y fiestas litúrgicas. Estos últimos reciben el nombre de marranos, nombre que hoy en día es un insulto muy despectivo.

3. La Reconquista cristiana : afirmación de la identidad de España

     La Reconquista de los territorios árabes por parte de los reinos cristianos del norte parece ser a primera vista un proceso histórico largo y laborioso. En efecto, empieza casi con la llegada de los invasores, ya que una parte de la Península se mantuvo fuera de la dominación árabe (la situada al norte de los Picos de Europa). Desde el principio, los cristianos que ocupan esa zona intentan organizar una resistencia, que sólo consigue cuajar cuando se desmorona el califato de Córdoba en 1031. Hay que resaltar el hecho de que, durante mucho tiempo, la Reconquista está protagonizada por una España dividida entre reinos cuyos intereses son muy distintos. La mayoría de las veces actúan por interés, y pasan de combatir a los árabes a pactar con ellos, a firmar acuerdos ecónomicos o pactos de no-agresión. 

     Sancho el Mayor (Sancho III de Navarra, 1004-1035) consigue por primera vez la unidad de la España cristiana, aunque a su muerte se instala la discordia y surgen los reinos de taifas cristianos. A partir de la segunda mitad del siglo XI se inicia un período en el que los reinos cristianos van ganando terreno, a raíz sobre todo de la toma de Toledo en 1085. En efecto, esta ciudad era la capital del estado visigodo y su reconquista simboliza la voluntad de volver a una España unida bajo el signo del cristianismo. La toma de Zaragoza en 1118 expulsa a los árabes de toda la mitad norte de la Península. En 1212, la  famosa batalla de Las Navas de Tolosa acaba de forma desastrosa para los árabes, tanto a nivel económico como a nivel humano (entre 100 y 150.000 muertos entre sus filas). Tras esa estrepitosa derrota, los árabes siguen perdiendo terreno y en pocos años se quedan sólo con el emirato de Granada.

     Para sintetizar lo dicho anteriormente, la Reconquista, a pesar de ser un proceso progresivo (que también depende de las fluctuaciones del interés que tienen los cristianos en echar a los árabes de la Península), es una empresa que opera por oleadas sucesivas, entre las cuales puede haber períodos de calma relativamente largos. Así, lo más destacado de la Reconquista sucede, como lo acabamos de ver, entre la segunda mitad del siglo XI y el principio del siglo XIII. Por otra parte, es un período durante el cual España afirma por primera vez una voluntad de unidad y una afirmación de identidad nacional, aunque no hay que olvidar que intereses económicos y políticos presiden muchas empresas de la Reconquista.

     A modo de conclusión acerca de la llamada « España de las tres culturas », cabe introducir un matiz y puntualizar que se trata ante todo de la « España de las tres religiones », ya que no se puede hablar de una verdadera comunicación intercultural en la medida en que siempre hay una cultura dominante (excepto en el caso de la judía, que siempre se mantiene al margen) que intenta imponerse a las demás. A nivel religioso, cada una de las doctrinas se considera única poseedora de la verdad y  la supuesta « tolerancia » viene dictada por las necesidades de cada comunidad y por el papel que cada una tiene en el funcionamiento de la sociedad (así, cuando España ya no « necesita » a los judíos, los expulsa).