A leer. Hisp@cultura responde.

     Hemos hablado en la parte contextual de la importancia del Califato de Córdoba en los primeros siglos de la presencia árabo-musulmana en España (hasta el año 1031). La mezquita de Córdoba es un ejemplo que todavía podemos admirar hoy en día, de cierta fusión de las culturas que « componían » la España de la época. 

    Su parte más antigua fue construida, a partir de 786, por Abd al-Rahman I, el primer emir omeya de Al-Andalus. Más tarde fue ampliada por Hisham I, Abd-al Rahman III y Almanzor (cuarta y última fase de la construcción, la más larga y dura). La impresión deslumbrante que produce hoy en día la Gran Mezquita en los turistas del mundo entero viene sobre todo de la yuxtaposición de estilos arquitectónicos (siempre muy vinculados, por supuesto, a coordenadas religiosas). En efecto, la Gran Mezquita de Córdoba pasó a convertirse en una catedral, a raíz de la Reconquista definitiva de la ciudad en 1236. Sin embargo, y en eso radica toda la originalidad del monumento, los cristianos no destruyeron el edificio anterior, sino que, deslumbrados por su finura y fascinados por tal dominio de la arquitectura, construyeron una catedral « en el interior » de la Gran Mezquita. 

     Un breve recorrido por la historia del monumento nos ayudará a hacernos una idea de los cambios que se produjeron a lo largo de la historia hasta hoy en día. Los primeros en construir en el lugar fueron los romanos, que edificaron un templo pagano. A su llegada, los visigodos lo sustituyen por una iglesia, la llamada iglesia hispanovisigoda de San Vicente. A principios del siglo VIII, a raíz de las invasiones árabes, la iglesia es destruida y reemplazada por la que va  a convertirse en la Mezquita más grande del mundo después de la Casba en Arabia. En 1236, al finalizarse la Reconquista de la ciudad por parte de los cristianos, el edificio permanece en pié pero es reconvertido en un lugar de culto cristiano. Al principio, sólo se le añade un anexo gótico, pero a lo largo del siglo XVI, lo que antes era la Mezquita acaba convirtiéndose en esa construcción híbrida que podemos admirar hoy en día.

      En cuanto a los materiales utilizados para las distintas fases de ampliación del edificio, muchos provienen directamente de los constructores anteriores. Así, todavía hoy en día se puede admirar la puerta de San Esteban (una de las 19 que rodean la Gran Mezquita), que probablemente ya formaba parte del primitivo templo cristiano. Por consiguiente, la reutilización de los materiales y la permanencia de algunos elementos dan al monumento una coherencia fuera de lo común, a pesar de las sucesivas reconstrucciones de las que fue objeto.

     A nivel arquitectónico, lo que más llama la atención al visitante es el auténtico bosque de columnas arqueadas que se yergue en su interior. Una de las partes más hermosas de la mezquita de Córdoba es la del mihrab, palabra árabe que significa « hornacina que indica la dirección de la plegaria en las mezquitas » (dicc. de arabismos, p. 390). Se entra en él por un gran arco de herradura enmarcado en un alfiz rectangular. La hornacina del mihrab está clavada en el grueso muro de la qibla y su profundidad genera una especie de bulto en la fachada exterior. Otro elemento relevante tiene que ver con la cúpula, esculpida en un sólo bloque de mármol. 

Fuente : http://www.morosicristians.com/costumbresmezquita6.htm