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  EL SIGLO DE LAS REVOLUCIONES     Antes de leer     A leer     Después de leer                  Historia  

 

Ámbito 1. Un poco de historia

El siglo de las revoluciones

A leer. Hisp@cultura responde. El siglo de las revoluciones

1. Introducción

La primera parte del siglo XX en América Latina es indisociable de dos palabras claves: las revueltas y la revolución. Es, pues, la postura de oposición a un partido, un hombre político o una situación social la que anima a los actores que hicieron de América Latina un hervidero de luchas y de ideales. Dos acontecimientos marcaron un hito en el siglo XX americano: la Revolución mexicana (1910-1920) y la Revolución en Cuba (1959- 1985), cuyos orígenes, desarrollos y consecuencias hemos de analizar aquí.

Ante todo, cabe perfilar el horizonte político, económico y social del continente de los diez primeros años del siglo pasado. Desde un punto de vista político, este período queda fuertemente influenciado por las estructuras heredadas del siglo XIX donde el sistema sólo incluía a los privilegiados, los dueños de latifundios, los conservadores por un lado y los liberales por otro, o sea: “los de arriba”. Los demás – campesinos y obreros indios –, mayoritarios, quedaban totalmente excluidos. Frente a tal situación de pobreza y de marginalidad, surge una respuesta: la rebelión. Ella adoptó diferentes formas (huelgas, movimientos religiosos, estudiantiles...) y sacudió el siglo. Además, los ecos de la Revolución Rusa resonaron en el continente favoreciendo el nacimiento de las ideologías revolucionarias.

2. La Revolución Mexicana (1910- 1920)

Ahora bien, si las reivindicaciones se hallan en un nivel local y efímero, con la Revolución Mexicana se entrevé por primera vez una esperanza, casi utópica, de cambio a nivel nacional y continental. Sin embargo, esta revolución no tuvo el impacto y las consecuencias tan esperadas. Dos orígenes íntimamente vinculados llevaron a la sublevación. Por un lado, las reivindicaciones de los agraristas, en busca de una repartición de las tierras más justa y de una vuelta al concepto indígena de comunidades de tierras. Por otro, reivindicaciones políticas: producir la caída del dictador Porfirio Díaz, caudillo de Oaxa, cuya presencia política se extendió más de 34 años. A pesar de un apaciguamiento del clima de violencia, del desarrollo del ferrocarril, de las minas, de los puertos, de los apoyos económicos externos, Porfirio Díaz no logró mejorar el nivel de vida del pueblo, cuyo principal motivo de oposición fue la elaboración de leyes liberales restaurando el latifundismo y, por ello, aboliendo las comunidades de tierras agrarias. Concretamente, en 1910 más de un 80 por ciento de los campesinos mejicanos no tenía sus propias tierras sino que trabajaba en las haciendas. Varios caudillos sucedieron al porfiriato, siempre sobre un trasfondo de alternancia entre liberales y conservadores. Asimismo, el primero en ensalzar la democracia electiva y en rechazar la opresión fue Francisco Madero, cuya presencia política duró de 1911 a 1913. Éste, sin embargo, no logró arrostrar el problema agrícola.

Paralelamente, y contra Madero, surgieron los movimientos campesinos de Emiliano Zapata y de Pancho Villa, así como los partidarios del porfiriato. Emiliano Zapata – líder de los indígenas del centro y del sur - y Pancho Villa – jefe de los rebeldes del norte-, fueron ambos jefes de ejércitos campesinos y portavoces de “los de abajo, defensores  de la justicia, del derecho a la tierra y la libertad.  Pronto, con el apoyo de los EE.UU. y de los porfiristas, Madero fue asesinado, dejando el poder a Victoriano Huerta. El año de 1913, fue uno de los más sangrientos de la revolución. Anarquía, violencia, rebeldes son palabras que resumen la situación de un país que vuelve a caer en la situación de antes, dominada por jefes, señores y bandidos. En 1914, Zapata y Villa entraron en la capital, con sus partidarios. Sin embargo, los dos vuelven rápidamente a sus regiones para librar una serie de batallas regionales.

Después del asesinato del nuevo y despreciado dictador Victoriano Huerta, llegó Venustiano Carranza, que había sido senador bajo Díaz, ministro de la guerra con Madero, y fundador del partido constitucionalista. Gracias al apoyo del general Obregón y de los americanos, consiguió suplantar los ataques de Villa y de Zapata, debilitados por su división. La fecha de 1917 marca el nacimiento de la Constitución que se caracteriza por ser anticlerical y  hacer hincapié en las leyes sociales (creación de la CROM, confederación de los obreros mexicanos), con lo cual Carranza se asegura el apoyo de los obreros. Además se crean ligas agrarias para los campesinos, se insiste en el centralismo, se refuerza los poderes del presidente. Con esta Constitución – cuya aplicación fue muy conservadora, limitando toda reforma agraria -, además de otras medidas socio-políticas, como la declaración de un día de fiesta nacional de la Revolución Maderista (1910), la elaboración de una red clientelista o el apoyo estatal de los pintores, Carranza y sus sucesores – Obregón y Calles - lograron poco a poco institucionalizar la revolución y otorgar legitimidad al nuevo poder. Sin embargo, persisten ciertas tensiones, relativas a la progresiva descristianización establecida por el gobierno. Así, aumentan las muestras de oposición por parte de un pueblo muy religioso, lo que desemboca en la Guerra de los Cristeros (1926-1929) y la destrucción de toda muestra religiosa.

Esta revolución no llevó a cabo, por tanto, el cumplimiento de su significado: revolución o giro completo, total, cambio de orden. Su carácter descentralizado, las divisiones entre los partidarios, o la falta de unidad en la lucha hicieron que, al fin y al cabo, la dialéctica débiles/poderosos persistiera.  El “nuevo” México está en manos de revolucionarios institucionalizados bajo el Partido Nacional Revolucionario (PCN, creado en 1929 y que perduró hasta 2000), los indígenas quedan marginalizados ya que ninguna reforma agraria logra integrarlos dentro del circuito económico. No hemos de olvidar tampoco las epidemias, los millones de muertos y la violencia que hicieron de este acontecimiento más bien una constelación de explosiones, de núcleos de hombres y de grupos que vieron en la violencia el único medio de soñar con la libertad.

 

3. Del crash de 1929 al castrismo        

El final de los años veinte fue tan sombrío en América Latina como en todo el mundo occidental. Cabe recordar el crash de 1929 que marcó el fin del American Dream y la fragilidad de lo que antes se consideraba eterno. Esta crisis tuvo fuertes consecuencias en Suramérica puesto que terminó con las exportaciones, socavando el sueño de la modernización y de la industrialización. Poco a poco América Latina tuvo que reconstruir las extinguidas relaciones económicas con los EE.UU., y encontrar soluciones a unos tiempos de crisis que habían intensificado los problemas socio-económicos internos. De esta manera, se multiplican las revueltas de obreros, estudiantes y, sobre todo, de los ejércitos que se adueñan de la escena política. De hecho, ya en los años 20 y hasta los 50, triunfan los ejércitos que se profesionalizan y reclutan a indios, analfabetos y personas de las clases medias. Sin embargo, los numerosos golpes militares que sacuden este período no tienen una línea ideológica unificada. Por un lado, entre las fuerzas de izquierda o progresistas, destacan, entre otras, las revoluciones de Brasil – la guerra de los tenentes (1922-1933)- y de Chile (1924-1932). Por otra parte, están las revoluciones de derechas o conservadoras, como en Argentina (1930-1943) y su “Década Infame”, inaugurada por la llegada al poder del general Uriburu, que aclama en su Constitución de 1934 la fuerza de un estado centralizado; o en el Perú, con el pronunciamiento del comandante nacionalista Luis Miguel Sánchez Cerro. Al mismo tiempo, Bolivia se enfrenta con Paraguay en la guerra del Chaco (1932-1935) y el dictador Jorge Ubico gobierna en Guatemala (1931-1944). Sin embargo, ninguno de estos regímenes, ya sea represivo, populista o caudillesco, encuentra una verdadera solución a los problemas agrarios, sociales y económicos. Cuba no es una excepción a esta ola de militarismo. En 1940 llega el dictador Fulgencio Batista (1940-44 y 1952-1958) y 19 años más tarde entra en escena Fidel Castro, después de una larga, calculada y progresiva ascensión al poder...

De hecho, en diciembre de 1956, a bordo del yate Granma, Castro desembarcó en la playa de las Coloradas, situada en el extremo suroccidental de Cuba, adentrándose en la sierra Maestra, donde el campesinado lo apoyó. Empezó, entonces, una guerra contra el gobierno que duró dos años.

4. La Revolución Cubana (1959-1985)

Cuando Fidel Castro entra en Santiago de Cuba el primero de enero de 1959, y llega, pocos días después, a La Habana, empieza una revolución, un cambio completo del orden anterior. Asimismo, un primer objetivo del Jefe de los Estudiantes de 32 años es el de castigar y acabar con la represión y las injusticias llevadas a cabo por F. Batista. Después, se opone a la presencia cada vez más fuerte de los EE.UU., que, en los últimos años, hacían de Cuba un “protectorado”, habiéndose apoderado de la mayor parte de las industrias telefónicas, ferroviarias, eléctricas y azucareras. Cuba, a mediados del siglo XX, tenía que importar sus frutas y verduras de los EE.UU. con lo cual había aumentado considerablemente el paro, sobre todo en el ámbito de la agricultura. Con esta situación, Fidel Castro adopta, el mismo año de su llegada al poder, una serie de medidas – nacionalización, industrialización, reforma agraria, eliminación de los partidos políticos batistas...- para sacar Cuba de esta dependencia “nefasta” de los americanos y de la dictadura batista y para  paulatinamente construir su autoritarismo.

Mientras se radicalizan las medidas antiamericanas, Cuba comienza a mirar hacia la URSS – entonces liderada por Nikita Kroutchev -  y hacia las interesantes relaciones comerciales que podría entablar con ella. De hecho, el intercambio de azúcar por petróleo, será la base de una larga relación cubano-soviética. Cuba no sólo va a recibir petróleo y apoyo económico  sino también apoyo militar – armas, hombres, plataformas de lanzamiento - lo que producirá tensas relaciones entre la URSS, los EE.UU. y, entre ellos, Cuba. (Véase los episodios de La Playa Giron y de las espoletas). Estas tensas relaciones, desembocarán en el año 1961 en la decisión soviética de reexpedir armas y hombres a Rusia, y con el principio americano de no-intervención en Cuba; lo que, por supuesto, no arreglará todos los conflictos.

Todos los historiadores coinciden en dividir el proceso revolucionario en dos fases: la  construcción del socialismo y el poder comunista. No se trató tanto de implantar el comunismo a priori, sino que el objetivo inicial era el de luchar contra la injusticia y la corrupción. En 1961, Fidel Castro declaró que Cuba era socialista y luego, en 1965, creó el Partido Comunista Cubano (PCC) y se autoproclamó jefe. Cuba dependió de la URSS, que invirtió millones para la supervivencia de la isla. Uno de los grandes cambios realizados por Castro, a partir del Instituto de Reforma Agraria (INRA), fue la reestructuración de la economía mediante una reforma agraria de redistribución de las tierras que favorecía a las cooperativas, y posteriormente, a las llamadas granjas del pueblo, para poco a poco lograr el dominio casi entero de las tierras por parte del estado. Sin embargo, esta reforma agrícola, así como el esfuerzo por la industrialización, el descuido de las exportaciones y la falta de productividad, llevaron a Che Guevara, ministro de Industria, a dimitir y a viajar por África.

Al mismo tiempo, empezó, en los años 60, una verdadera ola de guerrillas a través del continente sudamericano. Frente a este débil horizonte económico, muchos cubanos huyeron, e hicieron de Miami el centro de los anticastristas. En los años 70, se instauró el modelo económico de la planificación, basado en incentivos económicos para aumentar la producción. También se elaboró una Constitución cuya meta era la de despersonalizar el gobierno mediante la reforma de la justicia, el sistema electivo piramidal - compuesto de asambleas municipales, provinciales y una asamblea nacional -, y el sistema sindical, además de una reforma del ejército, para fundirse cada vez más en el molde del comunismo soviético. Los años 80 suponen la caída del régimen soviético en 1989, es decir, el debilitamiento de la nación que financia a Cuba y le procura el petróleo. Esta falta de petróleo yuxtapuesta a la intensificación de la oposición anticastrista de Miami, alcanza y debilita la fuerza y la unidad del castrismo.

Para concluir, subrayemos que la medicina gratuita – con lo cual hubo en la isla muchísimos centros clínicos -, la extensa campaña de alfabetización, los numerosos privilegios sociales (por ejemplo, el bajo precio de la vivienda o las ayudas estatales), el sentimiento antirracista, la igualdad hombre/mujer…son algunas de las aportaciones del castrismo que siguen siendo vigentes hoy en día. 

    Di si las siguientes afirmaciones son verdaderas o falsas*

  • 1. A principio, Fidel Castro fue jefe de un ejército campesino

    VERDADERO FALSO        

  • 2. Che Guevara siempre le acompaño en la edificación del orden comunista

    VERDADERO FALSO        

  • 3. En 1930, Argentina vio subir al poder un general de derechas

    VERDADERO FALSO        

  • 4. A partir del episodio de las espoletas, se curaron por completo las relaciones entre EE.UU. y la URSS

    VERDADERO FALSO        

  • 5. Nikita Kroutchev gobernaba en Rusia en la época de la Revolución Cubana

    VERDADERO FALSO        

      


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    Dernière mise à jour : 11/07/2005