Cabe ahora detenernos en la civilización clásica por antonomasia: la civilización maya, cuya aportación en numerosos ámbitos del conocimiento humano fue universal. Sus orígenes han de encontrarse en el año 2600 a.C. pero su apogeo se extiende entre los años 200 y 900 d.C. Geográficamente, la civilización maya se compone de varias ciudades-estado autónomas que cubren los territorios del sureste de México, Guatemala, Belize, Honduras y El Salvador. Saber cómo lograron sobrevivir, implantarse y extenderse con tanta gloria y maestría dentro de condiciones climáticas y agrícolas poco favorables (desierto y selva)compete al misterio. Cada ciudad o núcleo tiene su organización social estricta, muy jerarquizada y basada en la religión. Asimismo, en la cumbre del sistema, se encuentra el Halach-Uinic, “el verdadero hombre”, el rey con antepasados divinos; luego, emparentada con el monarca, viene la nobleza de sangre que detiene el poder del sacerdocio y de la administración; en tercer lugar está la nobleza de mérito con carácter feudal; continuán las personas a cargo de la religión, de la construcción, del comercio y de la escritura. Y por último, antes de llegar abajo de la pirámide social con los esclavos, están los trabajadores urbanos y rurales. Frente a un entorno climático poco propicio, las ciudades desarrollan técnicas revolucionarias de roturación y de construcción de reservas de aguas subterráneas. Consiguieron construir rutas y caminos a través de la selva, con lo que son uno de los actores clave en el desarrollo de la red comercial y de importación. De hecho, como no pueden vivir de sus recursos agrícolas, tienen que importar los excedentes de las demás civilizaciones. Además, construyen, sin herramienta de metal, edificios inmensos; inauguran el sistema de escritura hieroglífica más complejo y refinado de toda Mesoamérica; elaboran teorías astronómicas y matemáticas muy modernas, con la confección de dos calendarios (sagrado y ritual); y desarrollan creencias religiosas muy peculiares. Asimismo, su sistema de contabilidad ya incluía el cero, mientras que a Occidente llegó más tarde, en la Edad Media, por vía de los árabes. La religión maya gobierna toda la civilización. Así, el Halach Uinic  por ejemplo, tenía su poder en la divinidad. El sentido cíclico del tiempo, ritmado por destrucciones y renacimientos, reforzaba el poder de los sacerdotes para canalizar el temor producido por la destrucción anunciada. El sacrificio formaba parte de la vida social y religiosa de los mayas y se consideraba como un intercambio de fuerzas entre lo humano y lo divino, una vía de comunicación entre las dos esferas.

El período posclásico de los guerreros (toltecas, aztecas)

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El imperio azteca en torno al siglo XV

El período posclásico o histórico estuvo marcado por el desarrollo de la ciudad de Tula, sede del “renacimiento tolteca”, por los mixtecas, por el advenimiento del pueblo azteca y por el imperio inca. En 856, un pueblo guerrero, llegado del Norte, crea en el valle de México una ciudad nombrada Tula y va a cambiar por completo la sociedad y la teocracia. Con los toltecas y la llegada de las tribus nahuatl que dominarán la península mexicana, adquieren el poder los nómadas, los cazadores y los jefes de guerra que proclaman el triunfo de los sacrificios humanos y del orden militar. Estos “chichimecas” o cuya traducción en español es ‘bárbaros’ se organizaron en pequeños estados y adoptaron las costumbres, los ritos y el lenguaje de los toltecas. La última tribú chichimeca llegada a México fue la de los aztecas, cuyo nombre remite a su ciudad de origen “Aztlán”, en una región árida , que les obligó a huir, ubicada en los actuales E.E.U.U., y que fundaron su capital, Mexico-Tenochtitlán, en el año 1325.

Los aztecas se componen de pequeños estados que poco a poco se transforman en un imperio una administración financiera y judiciaria, un poder regido por la fuerza militar, mediante una red comercial y sobre todo, gracias a su facultad de adaptación y de síntesis de la cultura de los pueblos anteriores. La fecha de 1427 marca la creación de la triple alianza integrada por las ciudades de Tenochtitlán, Texcoco y Tacoplán y el principio del dominio del valle de México. En 1440, es nombrado emperador Moctezuma I, o el Viejo, a quien, después de varias reformas, sucede Tehuantepec, instigador del templo en 1487 para el cual se sacrificaron más de 20.000 víctimas humanas. En 1502, sube al trono Moctezuma II que dio más poder a la autoridad real, muriendo en 1520, poco después de la llegada de los españoles.

De una estructura tribal, los aztecas pasan a una estructura social muy jerarquizada con: los esclavos - prisioneros, condenados a trabajos forzados, víctimas de la derrota-; el pueblo o maeceualtin que debían los impuestos y el servicio militar-, los paisanos y los soldados, los artesanos así como los pochetca , los que se encargan del comercio exterior de lujo que vuelve a la clase mercantil tan importante como la militar. En el vértice se encuentran por un lado los dignitarios y, por otro, los sacerdotes. Es importante decir que el estado azteca no es una teocracia. Sacerdotes – entre ellos el vicario Mexicatl Teohuatzin y los dos grandes sacerdotes « Serpiente de Plumas » - y jefes del estado no se confunden. La religión azteca ejemplifica la síntesis de las creencias mesoamericanas. Chamanismo, culto al dios de la lluvia, crueldad de los pueblos bárbaros, culto a la naturaleza y al dios Quetzalcóatl o la presencia del jaguar olmeca. Dentro de los numerosos dioses aztecas, destacan : Quetzalcóatl; dios de la guerra, del viento, de la vida; Tezcatlipoca o el Espejo Humeante, juez de los pecadores; Tlaloc, dios de la lluvia.

Los Incas: el imperio del Sol

De origen huari,  la civilización inca, una tribu belicosa que habla el quechua, nace en torno a 1100 d.c.. en el valle del Cuzco, donde asimila a los grupos presentes. Los incas hacen de Cuzco su capital, porque allí, según la leyenda, se encuentra el bastón de oro buscado por el jefe Cápac, encomendado por el dios Sol. El imperio conquista la mayor parte de la región de los Andes, del Perú, la sierra de Bolivia, una parte de Chile, Ecuador, el Sur de Colombia, el Noroeste de Argentina, con su orografía occidentada dificulta la implantación y el triunfo de esta civilización. Sin embargo, a partir del reino del primer monarca histórico, Pachacutec, “el transformador del mundo”, las tierras de los incas se organizan y se convierten en un imperio muy bien organizado hasta que en 1533, con Francisco Pizarro, sucumba el último imperio prehispánico.

Igual que las demás civilizaciones, la sociedad inca tiene una estructura socio-política muy jerarquizada. En la cumbre, se encuentra la persona del Inca, señor del mundo, descendiente del Sol. El núcleo de la sociedad es la familia, más bien el ayllu.Se trata de un grupo, un clan, una pequeña colectividad agraria, que se compone de los miembros de una familia. Se trata pues de una estructura endogámica y patrilineal. Junto con el cultivo del maíz, el tomate, la patata, las calabazas, el cacahuete,la yuca, los pallares, etc, la economía inca y, por ello, la supervivencia de los ayulls, se fundamenta también en la caza, en el dominio de la ecología, asi como en la ganadería. De esta manera, la llama y la alpaca son animales importantes, no sólo por la lana que producen sino también por la carne y sobre todo por ser un medio de transporte. Su aportación fue grande desde un punto de vista técnico gracias a las andenerías, los sistemas de abastecimiento de agua y una ingeniería agrícola e hidráulica muy elaborada. A pesar de las condiciones áridas en las que vivían, los incas lograron elaborar redes de caminos y, por lo tanto, vías de comunicación sin par. Todos trabajaban al servicio del Inca y del Estado. Por otra parte, los incas tenían un sistema de contabilidad decimal, un calendario lunar, algunos conocimientos de medicina y un panteón donde el dios Inti reinaba.