A leer. Hisp@cultura responde. Las civilizaciones precolombinas

Introducción

El arte precolombino todavia no ha dejado descubrir todos sus secretos. De hecho, muchos enigmas quedan todavía por averiguar y los arqueólogos se encuentran cada día con preguntas y nuevas respuestas acerca de la riqueza y complejidad de las culturas prehispánicas. Debido a la gran diversidad de los centros culturales y la extensión del territorio no destaca un estilo definido. Sin embargo, existen rasgos semejantes y sobresalen las artes que los europeos consideran “menores”: cerámica, mosaico, piedras preciosas, escultura, pintura de objetos, siempre con una función simbólica y religiosa. Por toda Mesoamérica se elevan pirámides y templos que adoptan los contornos de la cosmología y de las concepciones religiosas de los pueblos. Así, los “grados” de las pirámides dibujan los diferentes niveles del universo y la presencia de espacios subterráneos, sede de los difuntos, subraya el papel desempeñado por el  monumento: vincular ambos mundos, celeste y subterráneo.

Las primeras manifestaciones del arte prehispánico se encuentran en las cerámicas que datan de 3.090 a.C. y se encuentran en Puerto Hormiga y en Valdivia. Están decoradas de manera refinada, y con una forma elaborada, lleva a pensar que su origen ha de encontrarse en una isla japonesa y que fue traída por unos pescadores. Muchas culturas como la olmeca, la de Nazca, la ciudad de Tiahuanaco y sus pinturas de felinos, la Huari y las grandes civilizaciones desarrollan una actividad ceramista digna de consideración.

El arte de Mesoamérica

La civilización olmeca es llamada “la cultura madre”, por encerrar todas las formas de arte que nacerán depués. Primero, erigieron, entre 1200 a.C. y 600 d.C., grandes esculturas de piedras, estelas, altares y templos. Los centros de La Venta, San Lorenzo, Tres Zapotes, y Laguna de los Cerros son los mayores testimonios del arte olmeca. Lo más característico son los hombres de piedra, de más de 65 toneladas de peso, con las narices anchas y aplanadas, con un casco hasta

 Cabeza colossal Olmeca, Jalapá México (http://www.artehistoria.com/historia/contextos/1377.htm)

las orejas y labios que adoptan la forma del jaguar. Las babyface o “caras de bebés” también sobresalen en el arte olmeca.

La ciudad de Monte Albán destaca sobre todo por las urnas funerarias en cerámica, representando divinidades masculinas y femeninas, con muchos adornos. La ciudad-estado de Teotihuacán, “lugar donde uno se convierte en dios”, es una gran metrópolis sagrada nacida un siglo antes de nuestra era en el Valle de México. Allí se levantaron las primeras grandes pirámides del Sol y de la Luna que miden respectivamente, 63 y 43 metros, sobre una base de 222x225metros. Una avenida de los Muertos de 1700 metros de longitud y 45 metros de anchura así como numerosos edificios constituyen el conjunto sagrado. Bajo la pirámide del Sol se construyó un túnel, de este a oeste, con cuatro cámaras funerarias, que corresponden al viaje del sol.  La arquitectura de la ciudad es, por tanto, grandiosa y severa tal como la escultura que encierra. De hecho, el templo incluye numerosas cabezas esculpidas de los dioses de la lluvia, la serpiente, la diosa del agua etc. Con mucha precisión y sensiblidad se esculpen los rostros de Teotihuacán que destacan por su forma en trapecio, los ojos almenchados y la boca entreabierta. Las mascarillas funerarias también testimonian un arte delicado. Hechas de piedra e incrustadas con obsidiana, granada y jade, no dejan de sorprender. Una multitud de estatuas y de figurinas de molde, en barro cocido, representan de manera muy refinada humanos con adornos preciosos.  Muchas cerámicas e incensarios, decorados con motivos iconográficos, se introducían en las tumbas o en los patios. Todos estos elementos hacen de Teotihuacán una ciudad muy rica que ejerce su influencia sobre/en toda la zona mesoamericana.  

El período clásico es también el de la civilización maya y de sus numerosos centros ceremoniales. Más de cien ciudades destacan ; entre ellas, en la región de Petén, Tikal, Uaxactún, Nakum, Naranjo y Xultún, en el valle de Usumacinta, Palenque y Piedras Negras; en el Yucatán, Dzibilchaltún, Uxmal, Etzná, Labná y Cobá; en el sur, Quiriguá y Copán, etc. Estos centros revelan el arte en la edad de oro de los mayas, a principios del siglo VII. En la arquitectura monumental maya, sobresalen dos tipos de construcciones: por un lado, el templo, basado en una estructura vertical ya que está construido en el vértice de una pirámide, lugar religioso simbólico ; por otro, el palacio, estructura más bien horizontal encima de una terraza, que remite a la función militar. En la arquitectura de los templos, los mayas inventaron y usaron salidizos para construir salas largas pero estrechas. Asimismo se encuentra en Palenque, en la sierra de Chiapas, uno de los mayores centros mayas que también destaca por su escultura.   El exterior del templo se caracteriza por las cresterias, los muros de mampostería adornados con motivos en estuco y que coronaban algunos edificios. La escultura también sobresale en Piedras Negras, donde se rigen muchas estelas conmemorativas (cada 7200 días para celebrar el cambio de katún), cuyas escenas revelan la esencia de la civilización maya. En Yucatán, los templos y palacios divergen del estilo ya mencionado. Ahora bien, si el “Arco de triunfo” de Labná constituye una muestra clave del uso de la bóveda, el centro de Uxmal, por ejemplo, muestra el deseo de ampliar las dimensiones de los palacios y de construir conjuntos más altos y mayores, utilizando las columnas. Todo se adorna con mosaicos, con mascarillas representando a los dioses.

Los toltecas, en Tula y en Chichén Itzá, por ejemplo, otorgaron una gran importancia a los juegos de pelota que fueron adornados con bajorrelieves representando a los jugadores,  sus dioses, la serpiente, las águilas y los jaguars comiéndose corazones humanos,guerreros, a Quetzalcóatl. Buenos tallistas de la piedra, se dedicaron también al trabajo de las piedras preciosas y de los metales, el oro y la plata que encontramos en las tumbas mixtecas. La tradición tolteca y, con ella, el pasado artístico olmeca, “civilización madre”, se encuentran sintetizadas en el arte de la civilización de los mexicas, de Aztlán, original por su facultad de adaptación y de sincretismo. Realismo o naturalismo, simbolismo y movimiento vital caracterizan el arte azteca. La arquitectura de México fue grandiosa. Templos, santuarios y residencias son todas las muestras del esplendor artístico descubierto y destruido por Hernán Cortés. Así, el templo principal de México, Teocalli, corresponde al estilo tolteca y lleva en su cumbre, dos dioses: el dios azteca y el dios Tlaloc, antiguo dios de la lluvia, lo que subraya la tendencia sincretista del arte azteca. En Malinaco, en las montañas de Toluca, existe un templo,exacavado totalmente en la pared de la montaña, ejemplo único, cuya cripta en forma de boca de serpiente e ilustra el culto a los caballeros-águilas y a los caballeros-jaguares. La arquitectura militar tenía mucha importancia en este pueblo que era, ante todo, un pueblo de guerreros. También practicaban, a la manera de los toltecas, la orfebrería yi el mosaico de piedras preciosas. En la vía de los olmecas y de la tradición de Teotihuacán, trabajan los metales y las monedas o escudos adornados o de las máscaras de piedra, incrustada de turquesa, de obsidiana, de nacro... con uso funerario y religioso. El arte mixteca de los codex o manuscritos se encuentra en la tradición azteca con el Codex Borbonicus, libro de hieroglíficas relativo al calendario ritual e ilustrado con figuras mitológicas. Dentro de los monolíticos famosos, el “calendario azteca” es el más famoso por resumir en un disco, en cuyo centro está el sol en busca de sangre, el conjunto de las concepciones cosmológicas y cronológicas de los mexicanos.