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Ámbito 2. Un poco de literatura. Cernuda y Lorca A leer. Federico García Lorca (1898-1936) y Luis Cernuda (1902-1963). El nombre de García Lorca es quizá el que más llama la atención, por ser uno de los poetas más famosos de las literaturas hispánicas, por no decir el más famoso. Su temprana muerte violenta a manos de los nacionales al iniciarse la guerra civil ha contribuido bastante a su éxito literario internacional, y no todo en su poesía tiene igual valor. La leyenda de un hombre de una personalidad arrolladora y la imagen del firme defensor de ciertas opiniones políticas (capaz de pagarlas con su propia vida) han ido fraguando un mito de envergadura universal. Más vale evitar los debates sobre su vida privada y adentrarse en su producción poética. Su primer libro relevante se titula Poema del cante jondo (1921), y se nutre en la tradición popular del flamenco, haciendo solamente hincapié en sus aspectos más sombríos. El siguiente libro importante es el Romancero gitano (1928), en el que se multiplican las imágenes desgarradoras y violentamente herméticas. La dificultad muchas veces radica en la imposibilidad, incluso por parte del propio poeta, de entender algunas asociaciones de ideas, así como en que el simbolismo lorquiano remite a veces a lo universal y otras veces a elementos más personales. La muerte, ligada a la tierra andaluza y a su cultura es un tema obsesivo, que atraviesa toda la obra de Lorca, que se deja ver en las obras de teatro más representadas hoy en día: Bodas de sangre, Yerma y La casa de Bernarda Alba. El poemario siguiente marca un giro en su poesía, que coincide con una profunda crisis espiritual que el poeta experimenta en América, y que queda plasmada en Poeta en Nueva York (1940). En este libro, Lorca denuncia la frialdad de la vida americana, que se materializa en sus edificios metálicos e inhumanos. La huella del surrealismo es perceptible en este poemario, en imágenes que remiten a un mundo subconsciente, torturado, reflejado en el paisaje metálico de la urbe. Su último poemario, Diván del Tamarít, reúne textos de difícil acceso, en los que el pretexto popular se mezcla con cierto esoterismo, pero en los que sigue predominando la angustia y el tormento interior. Última joya poética de Lorca, su Llanto por Ignacio Sánchez Mejías, elegía compuesta con motivo de la muerte del torero. He aquí uno de los poemas más representativos de su obra anterior a Poeta en Nueva York. ROMANCE DE LA PENA NEGRA Las
piquetas de los gallos
Soledad: ¿por quién preguntas Por
abajo canta el río: Fuente: GARCÍA LORCA (Federico), Poema del cante jondo. Romancero gitano, Madrid, Cátedra, 1986, pp. 247-250. Nació en Sevilla en 1902, ciudad en la que permaneció hasta 1928, y en cuya universidad conoció a Pedro Salinas, que fue profesor suyo. Su primer libro de poemas, Perfil del aire, de inspiración melancólica, fue mal acogido. En 1928, se trasladó a Madrid y luego a Toulouse, ciudad en la que enseñó durante un año. Por esta época se interesó por las teorías surrealistas, cuya huella es vigente en sus tres poemarios siguientes (escritos entre 1929 y 1933): Un río, un amor, Los placeres prohibidos y Donde habite el olvido. Los elementos de la vanguardia que más le influyeron fueron las ansias de libertad y la rebelión total contra la tradición, tanto artística como social. Los dos primeros libros contienen auténticas joyas de exaltación amorosa, al tiempo que se percibe ya con nitidez la inmensa soledad del poeta, a través de la cual se vislumbra el vacío interior que atormenta a Cernuda. También se perfila el tema central de toda la obra cernudiana: el choque entre realidad y deseo, entre la cárcel de lo real y el infinito del deseo. La realidad y el deseo es el título que él mismo dio a las sucesivas ediciones de su obra poética completa.
Con el principio de la guerra civil comienza para él la era del destierro definitivo, lejos de un país con el que siempre mantuvo relaciones muy conflictivas. Primero residió en Londres, durante unos catorce años, tras los cuales se trasladó a Massachussets y, en 1952, a México, país en el que compuso algunas de sus obras más logradas: los poemarios Con las horas contadas (1958) y sobre todo Desolación de la quimera (1962), quizá su mejor libro, balance de su vida un año antes de morir.
Aquí tienes varios fragmentos de uno de sus más famosos poemas.
Diré cómo nacisteis
Diré cómo nacisteis, placeres prohibidos, Como nace un deseo sobre torres de espanto, Amenazadores barrotes, hiel descolorida, Noche petrificada a fuerza de puños, Ante todos, incluso el más rebelde, Apto solamente en la vida sin muros.
[...]
No sabía los límites impuestos, Límites de metal o papel, Ya que el azar le hizo abrir los ojos bajo una luz tan alta Adonde no llegan realidades vacías, Leyes hediondas, códigos, ratas de paisajes derruidos.
Extender entonces la mano Es hallar una montaña que prohibe, Un bosque impenetrable que niega, Un mar que traga adolescentes rebeldes.
Pero si la ira, el ultraje, el oprobio y la muerte, Avidos dientes sin carne todavía, Amenazan abriendo sus torrentes, De otro lado, vosotros, placeres prohibidos, Bronce de orgullo, blasfemia que nada precipita, Tendéis en una mano el misterio. Sabor que ninguna amargura corrompe, Cielos, cielos relampagueantes que aniquilan.
Abajo, estatuas anónimas, Sombras de sombras, miseria, preceptos de niebla; Una chispa de aquellos placeres Brilla en la hora vengativa. Su fulgor puede destruir vuestro mundo.
Fuente: CERNUDA (Luis), Antología, Madrid, Cátedra, 2002, pp.101-102.
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Responsables académicos : Geneviève Fabry y Pablo Decock Responsables informáticos : J. Schumacher y B. Maroutaeff Conceptores de la página: Geneviève Fabry y Alexis Alvarez Barbosa Dernière mise à jour : 25/03/2004 |