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Ámbito 1. Un poco de historia

El siglo XIX

A leer. Hisp@cultura responde 

 

  1. Hacia el derrumbamiento de España como protagonista mundial

El siglo diecinueve inaugura un período de inestabilidad en España que marca el derrumbamiento tanto de una presencia internacional como de un equilibrio nacional. En el plano internacional, este siglo se define por la hegemonía marítima del Imperio Británico y por la emancipación de las colonias de Iberoamérica. Desde el punto de vista de la política interior, el país se encuentra también frente a movimientos revolucionarios y guerilleros. La Guerra de la Independencia (1808-1814), la Revolución Burguesa, la Primera Guerra Carlista, la Revolución de 1868 o “La Gloriosa”, el advenimiento de la República, la Segunda y Tercera Guerra Carlista y, por fin, la Restauración, ponen de relieve un siglo ajetreado, en perpetua busca de una forma de gobierno que le convenga. Cabe ahora detallar y articular estos grandes acontecimientos que sacuden el siglo.

  1. La Invasión Napoleónica  y la Guerra de la Independencia (1808 – 1814)

Para entender el alcance de la Guerra de la Independencia, hay que acordarse de la configuración geopolítica de la época, dominada por dos hegemonías: Francia domina el continente e Inglaterra los mares. Ahora bien, ¿cómo relacionarlas con España? El vínculo, que, sin embargo, desquicia el frágil equilibrio de España, se llama Napoleón Bonaparte. De hecho, después de la derrota de Trafalgar en 1805 contra los ingleses, el jefe de “La Grande Armée” tiene otro plan para impedir la hegemonía inglesa: el desmembramiento de Portugal - anteriormente vinculado con Inglaterra- y, por consiguiente, el control de las costas. Este plan lleva a los franceses, mandados por Murat, teniente del Emperador, a cruzar España y a relacionarse con Godoy, el primer ministro. Rápidamente, sin embargo, España se convierte en el blanco principal de los franceses.

Frente a la ocupación francesa, Carlos IV y la reina María Luisa que están en la residencia real de Aranjuez, preparan su huida; el pueblo español se levanta y se organiza una contra Godoy en la noche del 17 al 18 de marzo de 1808. Según el deseo de la nobleza, el 19 de marzo Carlos IV abdica y se ve sustituido por Fernando VII, príncipe de Asturias. Por supuesto, Napoleón no admite al nuevo Rey y ruega a su hermano José que acepte el trono de España. El 7 de julio de 1808, monarcas y tenientes se reúnen en Bayona para proclamar a José nuevo rey de España y para adoptar una Constitución, esbozada por Napoleón y regida por los principios de la revolución de 1789. Esta Constitución es aprobada por los afrancesados ( personas de la clase superior de la sociedad, que se adhieren a las decisiones y presencias francesas).

Ahora bien, la mayor parte del país reacciona. Así, el dos de mayo se produce el levantamiento de Madrid contra los mamelucos. La resistencia se halla generalizada y adopta contornos diferentes en el campo – con los guerrilleros – y en las ciudades – con los levantamientos. De manera general e innovadora, se crean varias juntas regionales y una junta central, cuyo líder se llama Floridablanca. Esta forma de resistencia refleja unos de los rasgos característicos de la política española: la articulación entre una política regional y una política central que, todavía hoy en día, caracteriza el sistema español.  En el propio campo español destaca una división interna en varias tendencias políticas o grupos, que se definen por su posición frente al invasor y por sus concepciones del poder. En 1812, se llega a firmar la primera Constitución. Encabezada por “el nombre de Dios Todopoderoso”, esta Constitución proclama la soberanía del pueblo, la limitación de los poderes del monarca y la abolición del antiguo régimen señorial y eclesiástico cuyos bienes sufren una nueva repartición.

Son los absolutistas - los defensores del régimen monárquico tradicional- los que marcarán el final de la Guerra de la Independencia y el auge del período absolutista bajo Fernando VII.  En 1814, después de otra derrota de los franceses en Vitoria contra Wellington, frente a los virulentos levantamientos del pueblo, del clero y de la nobleza,  Napoleón no tiene más remedio que rendirse y devolverle la corona a Fernando VII.

  1. El absolutismo de Fernando VII  vs los liberales (1815-1833): la revolución

Con Fernando VII y los absolutistas en el poder se vuelve a la situación anterior a la guerra de la Independencia. Frente a ellos se sitúan los liberales, que son apoyados por el ejército, la francmasonería y el clero. Los liberales no logran triunfar hasta que el teniente coronel Rafael del Riego, “el revolucionario”, organice el pronunciamiento de Cádiz el 1 de enero de 1820. El rey tiene que jurar la Constitución de 1812 y dejar gobernar el “Trienio liberal” ( 1820-1823). Por consiguiente, durante estos tres años, confinados en la sombra, los absolutistas se rebelan bajo la forma de una resistencia rural, con el apoyo de los campesinos y de las clases populares urbanas.

En 1823, sin embargo, se opera un giro y, según el movimiento característico del péndulo, España vuelve a un régimen absolutista, después del congreso de Verona y de los “Cien mil hijos de San Luis”, ejército compuesto por soldados franceses y tropas españolas partidarias del absolutismo. Rafael de Riego se opone a su llegada, y se ve condenado a muerte por haber traicionado a Fernando VII. Con él, se produce la muerte de un revolucionario, la muerte de un partido y la restauración del absolutismo. En los años veinte y treinta, los grandes héroes liberales son asesinados, la burguesía liberal intenta conquistar el poder, y las voces de los partidarios del advenimiento al trono de don Carlos, hijo del rey se hacen cada vez más altas. Tenemos aquí el núcleo de un conflicto que dividirá España en dos campos y que durará más de siete años: la Primera Guerra Carlista.

  1. La Primera Guerra Carlista (1833-1840)

Fernando VII se casa por tercera vez con María-Cristina con quien tiene sólo dos hijas, Isabel y Luisa Fernanda. En consecuencia, se plantea la cuestión de la sucesión, y con ella, el mantenimiento de la Ley Sálica promulgada por Felipe V a principios del siglo XVIII, para evitar que los Habsburgo volvieran a reinar, ya que esta ley prohibía la sucesión de una mujer a la corona española.Este problema de la Ley Sálica y de la sucesión de Fernando VII es fuente de discordia entre, por un lado, los liberales o isabelinos,partidarios de la llegada de la hija Isabel al trono, y, por ello, de la supresión de la Ley Sálica; y por otro, los carlistas que  preconizan a Carlos como futuro rey.

Al final, Fernando, muy enfermo, decide eliminar la ley sálica. El 29 de Septiembre de 1833, Isabel es proclamada reina y María Cristina, reina regenta; la guerra estalla.  El conflicto sangriento dura siete años hasta que, en 1839, se acaba con el “ Abrazo de Vergara” entre el general liberal Espartero y el general absolutista Maroto. Durante estos siete años, son numerosas las reformas emprendidas: una nueva Constitución (1837), medidas acerca de las leyes de propiedad, la supresión de los privilegios de la nobleza y del clero, la redistribución de los bienes de la Iglesia. También en el bando liberal hemos de subrayar divisiones internas entre moderados y progresistas. El general Espartero, líder de los progresistas, obliga a María Cristina a huir para que él pueda controlar el país. En 1843, otro general, líder de los moderados, Narváez, derrota a Espartero y proclama el inicio del reino personal de Isabel II.

  1. El reino de Isabel II (1843-1868) y el poder en manos de los militares

Durante el reinado de Isabel II, se intensifica el papel desempeñado por el Ejército. De hecho, la vida política del país está en manos de algunos grandes generales tanto moderados como progresistas. De manera general, son los moderados los que detienen el poder gracias al general Narváez.

En 1834, se crea “La Guardia Civil” con el fin de asegurar la escena social y en 1845 se promulga otra Constitución, de tono más conservador.  La principal fuerza de oposición son los progresistas, partidarios del sufragio universal, de los valores democráticos y de la presencia de una sola cámara en las Cortes.  Son los que, más tarde, formarán el bando republicano de Castelar o el partido, más bien federalista, cuyo teorizador será el famoso general Pi y Margall. En 1854, en Vicálvaro, se produce un levantamiento contra Narvaéz a favor de un cambio de partido, con lo cual son los generales O’Donnell – fundador de la “Unión liberal”- y Espartero que detendrán el poder.

En 1868 se produce el derrumbamiento de la monarquía isabelina a consecuencia de “La Gloriosa”, revolución que estalla en septiembre de ese año. La Reina no tiene más remedio que huir y se refugia en Francia. Mientras tanto, las Cortes, elegidas por sufragio universal, dan el poder al general Serrano y votan una Constitución, inaugurando la monarquía parlamentaria. Serrano es nombrado regente, Prim, jefe del Estado, y, en 1871, Amadeo de Saboya, hijo del Rey de Italia, acepta la corona. Rápidamente, Prim es asesinado y Amadeo intenta controlar el país preso de inestabilidades. Sin embargo, la insurreción de Cuba por un lado, otra guerra carlista en el Norte y los movimientos republicanos crecientes, llevan a Amadeo a dimitir en febrero de 1973. Esto marca el advenimiento de un nuevo orden político: la Primera República.

6.      La primera república (1873-1874)

En un año, se suceden cuatro presidentes, lo que es, desde luego, sintomático de la inestabilidad del ambiente. Bajo Estanislao Figueras y Francisco Pi i Margall, se agudiza el movimiento de federalización que desemboca en el “cantonalismo” o en la segregación entre Madrid y varias ciudades, pueblos o regiones. Se espboza un proyecto de Constitución pero no llegan a aprobarse, dividiendo el país en 17 estados federales, cada uno con su gobierno y su asamblea legislativa. Este fenómeno de desentralismo se intensifica bajo Nicolás Salmerón hasta que, en una España en crisis, Emilio Castelar llega y encuentra en la vuelta al centralismo la única puerta de salida. Para esto, llama al ejército, invoca la pena de muerte y refuerza el poder del estado de tal manera que se le considera como demasiado dictatorial. El 2 de Enero de 1874, se reúnen las Cortes que ponen fin al mandato de Castelar. Pocas horas después, el general Pavía (Capitán general de Madrid)entra en el Congreso y da un golpe de Estado. Es el final de la República. Pavía cede el poder a Serrano, que gobierna de forma autoritaria.

7.      La Restauración (1875-1931)

Tal como había empezado, se termina el ajetreado siglo XIX  con la monarquía. Después del yerro de la República, la restauración de la monarquía parecía ser, según el instigador del sistema, Cánovas del Castillo, la única forma de gobierno que podía procurar estabilidad en la España de entonces. El líder del Partido Alfonsino prepara, por tanto,la vuelta de los Borbones. En diciembre de 1874, se produce el pronunciamiento militar de Martínez Campos en Sagunto. Alfonso XII es proclamado rey de España.

Primero, la monarquía restaurada no es aboluta, sino que es parlamentaria, con lo  cual el rey reina pero no gobierna. Segundo, el nuevo sistema político se apoya en la tradición inglesa del bipartidismo que también lleva el nombre de turnismo político. De hecho, los partidos leales a la Corona son dos : conservadores – liderados por Cánovas - y liberales - liderados por Práxedes Mateo Sagasta. Las diferencias entre ambos partidos son mínimas. Los conservadores, apoyados por la aristocracia y los terratenientes, son bastante moderados y defienden la tolerancia religiosa. Los liberales, más progresistas, fundamentan su política y consiguientes reformas en los principios democráticos de 1868. Tercero, esta monarquía parlamentaria se ve garantizada por el marco establecido por la Constitución de 1876.

Al lado del turnismo político, hemos de mencionar la Constitución de 1876 como fundamento de la monarquía parlamentaria. La parte doctrinal insiste en los derechos democráticos, heredados de la Constitución de 1869, mientras que la parte que describe el sistema de gobierno, se encuentra más en la línea conservadora de 1845 y se basa en la idea de una soberanía compartida entre las Cortes y el rey. En éste recae lo ejecutivo, llevado a cabo por el gobierno. El poder legislativo recae en las Cortes compuestas por dos cámaras: el Senado y el Congreso.

Con un rey, dos partidos políticos, las Cortes y el sufragio universal, la Restauración parece ser el período más democrático de todos en apariencias... De hecho, a pesar de las reformas – laborales, sufragio universal en 1890 etc – los partidos de la oposición quedan totalmente excluídos, las elecciones siempre son ganadas por los que las organizan. Los caciques, clave del sistema, comprueban los votos y son los agentes del fraude electoral.

Anteriormente, hemos tratado del rey: Alfonso XII. En 1885, muere y le sucede su segunda esposa, María Cristina de Austria, que actúa de regente hasta la mayoría de edad de Alfonso XIII en 1902. Bajo la regencia de María Cristina ocurren, pues, los acontecimientos que ponen un punto final a la hegemonía ultramarina de España en 1898 y 1989. Al mismo tiempo, el auge del anarquismo se traduce en el asesinato de Canovas por un militante italiano. El nuevo siglo no trae consigo más estabilidad. Desde su llegada al trono, Alfonso XIII tiene que enfrentarse con otros problemas, tanto interiores como exteriores:  la guerra de Marruecos, el surgimiento de los nacionalismos vasco y catalán, el movimiento obrero etc. La agitación social y la primera Guerra Mundial en la que España adopta la neutralidad, así como todos los problemas mencionados anteriormente, junto con la debilidad del gobierno, desembocan en lo que, al principio, todos quisieron evitar: el poder en manos de los militares en 1923. El péndulo cuyo ritmo estructuraba el siglo XIX no deja de balancearse...

    Di si las siguientes afirmaciones son verdaderas o falsas*

  • 1. Las guerras napoleónicas no deben desvincularse de Inglaterra

    VERDADERO FALSO        

  • 2. En esas guerras, el frente español está unificado

    VERDADERO FALSO        

  • 3. La palabra “Restauración” remite a la restauración de la República

    VERDADERO FALSO        

  • 4. La raíz de la Guerra Carlista está an la Ley Sálica

    VERDADERO FALSO        

  • 5. El bipartidismo es una de las características de la monarquía restaurada

    VERDADERO FALSO        

      


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    Dernière mise à jour : 21/04/2005