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Temas de cultura hispánica


  El siglo XIX     Antes de leer     A leer     Después de leer                  Literatura  

 

Ámbito 2. Un poco de literatura.

El siglo XIX

A leer.

1. El romanticismo y sus avatares españoles: Bécquer y Rosalía de Castro

Gran parte del siglo XIX se caracteriza por un movimiento cultural y político de alcance europeo: el romanticismo. Éste opera un cambio fundamental de paradigma. De hecho, después del racionalismo universal de la Ilustración, el romanticismo inaugura el dominio de la sensibilidad, de la subjetividad, de la libertad y el auge de las conciencias nacionales.

En España, Gustavo Adolfo Bécquer es el principal escritor romántico.  Bécquer es ante todo conocido por sus versos : “¿Qué es poesía? (...) Poesía... ¡eres tú!” El poemario Las rimas son 84 poemas que encarnan la poesía romántica por excelencia, conjugando el amor, la belleza, el hastío vital y la muerte con un lirismo y un intimismo muy preciados.  En esta obra, se unen toques clasicistas con la copla popular. Las Leyendas, 28 relatos, se basan también en temas románticos tales como las penas de amor, lo alejado y exótico.  Junto con Bécquer cabe aludir a Rosalía de Castro (1837 -1885), poeta gallega, autora de dos libros en gallego Cantares gallegos (1863) y Follas Novas (1880), de un poemario en castellano En las orillas del Sar (1884) y de otros cuentos y relatos. Muy progresista, se une a las ideas revolucionarias de “La Gloriosa” y es precursora del movimiento de “Rexurdimento” cultural de Galicia. Sus versos gallegos describen Galicia, asumen la voz del pueblo gallego desarrollando una visión muy pesimista del hombre. Rosalía lucha contra el centralismo castellano a favor de los particularismos gallegos. Su nueva lengua literaria está llena de regionalismos, de huellas del dialecto portugués, y rompe con los metros formales, privilegiando el ritmo interno. En las orillas del Sar, escrito en castellano, es más bien de inspiración filosófica y se considera a menudo como una confesión de sus ansias y angustias personales, lo que permite compararla con Bécquer y hacer de este poemario un libro capital de la poesía castellana.

2. El costumbrismo y el periodismo: M.J.de Larra

Otra tendencia literaria española, dentro del mismo movimiento abarcador del romanticismo, es el costumbrismo. Su máximo representante es Mariano José de Larra (1809 - 1837) cuya vida es conocida por su muerte romántica –el suicidio -  desencadenada por su desesperanza frente a la política y al amor.  Periodista, poeta, dramaturgo, novelista y satírico, Larra es famoso por sus artículos periodísticos. Pronto usa el seudónimo de “Fígaro” para exponer su visión satírica de la sociedad española. De hecho, España es el tema central de su obra, lo que lo inscribe, junto con su espíritu rebelde, su progresismo y satirismo, en el corazón del romanticismo. Sus artículos ponen en tela de juicio las costumbres tradicionales y proclaman la libre expresión y la instrucción. Describe costumbres para cambiar y corregirlas, con lo cual echa una mirada muy aguda y severa hacia su nación, atacando los diferentes sistemas políticos con un estilo denso, sin adornos inútiles.

3. El realismo: Pérez Galdós y Leopoldo Alas “Clarín”

Primero cabe rechazar la idea que opone el romanticismo  y el realismo, afirmando que el segundo surge en oposición al primero. Debemos, en cambio, pensar el uno en el otro, el realismo – corriente literaria – dentro de un vasto movimiento cultural, social y político europeo: el romanticismo.

 Cuando, en las tres últimas decadas del siglo XIX, el realismo emprende su camino hacia España desde Francia, Rusia e Inglaterra, produce unos cambios de mayor importancia. No sólo amplía geográficamente la corriente sino que lleva a cabo una revolución en la tradición novelesca española con dos autores de primera importancia: Pérez Galdós y Alas Clarín.

3.1. Benito Pérez Galdós (1843 – 1920)

La obra de Galdós es muy extensa. Más de un centenar de títulos la componen, y contribuyen a la revolución de la novela en España. Se puede dividir en dos: una serie de relatos históricos que pintan el siglo XIX español y algunas novelas significativas (del realismo en España).

Detengámonos primero en Los Episodios nacionales  que Galdós empieza en 1873 y acaba en 1879. Se trata de 20 volúmenes donde se narra la historia de España desde la batalla de Trafalgar hasta la Restauración que instaura el dominio de los “tiempos bobos”. Al escoger como punto de partida el enfoque político para narrar la historia, inaugura un nuevo tipo de novela histórica. De hecho, abarcar los grandes acontecimientos del siglo, le permite presentar el resurgimiento del ideal patriótico, el auge de la clase media  y la división de las dos Españas a lo largo del siglo. Este dualismo que Galdós subraya con afanes de objetividad y de documentación, vuelve a encontrarse en sus primeras novelas, que a menudo son llamadas “dualistas” por la crítica.

En Doña Perfecta se enfrentan la España progresista, integrada en el sistema económico y social, y la España tradicionalista, intransigente y fanática, encarnada por el personaje de Doña Perfecta. En esta novela, Galdós ataca a la Iglesia, el dogmatismo y el peso del clero en la vida cotidiana. En Gloria (1876-1877) y en La Familia de León Bloch (1878) se contraponen el individuo y el sistema social inmovilizado en la intolerancia.

Las novelas siguientes son consideradas como novelas de un realismo puro, donde logra superar los antagonismos para llegar a una totalización, característica del realismo, a la pintura de una sociedad fluida y compleja, donde los personajes tienen más consistencia por el hecho de aparecer y reaparecer a lo largo de las diferentes novelas, por las diferentes hablas populares etc. En La desheredada, El amigo Manso (1882),  El doctor Centeno (1883), Tormento (1884), La de Bringas (1884), Lo prohibido (1884-1885) hay un retrato pesimista de la sociedad caracterizada por la hipocresía, el engaño de sí y de los demás, y la famosa frase de Galdós “el quiero y no puedo”, es decir una sociedad que es un freno a los deseos y a las pulsiones individuales.

Junto con Los Episodios nacionales, se le conoce a Galdós por una novela que escribe entre los años 1886 y 1887: Fortunata y Jacinta. Fortunata y Jacinta son los dos amores de Juanito Santa Cruz. Jacinta, su esposa, encarna la clase burguesa, tradicional y conformista. Fortunata, su amante, representa los instintos espontáneos del pueblo. ¿Será acaso un azar que la segunda le dé un hijo a diferencia de la primera? Otra vez se subrayan los obstáculos impuestos por la sociedad,  la lucha entre los deseos y lo posible. Estos antagonismos los trasciende Galdós no sólo gracias a la esperanza con la cual se acaba la novela, sino gracias al cuadro muy complejo de los personajes y de las intrigas paralelas que evolucionan en Madrid.

En las novelas posteriores Miau (1888), Narazín (1895), Halma (1895), Misericordia (1897) agudiza su posición ambigua hacia lo sagrado para oponerse, por última vez, a la religión en Casandra (1905).

3.2. Leopoldo Alas “Clarín”  (1852 – 1901) :  La Regenta

Junto con Galdós, Clarín es uno de los autores sobresalientes, no sólo del siglo XIX, sino de todas las letras españolas. Sin embargo, al contrario de Galdós y de sus 102 novelas, es el autor de sólo dos obras. Una obra mayor, La Regenta (1884-1885), y otra de menor calidad, Su  único hijo (1890).  Si su fama se fundamenta esencialmente en La Regenta, también destaca por sus actividades prolíficas de cuentista y de crítico literario. Empecemos por aquí el recorrido que nos llevará dentro de las líneas más intensas y hondas de la literatura española.

Nacido en Zamora, en Oviedo estudia el bachillerato y ocupa la cátedra de Derecho Romano después de llevar a cabo sus estudios universitarios en Madrid. Allí, en la línea de Larra, empieza a escribir artículos periodísticos sobre temas muy variados, guiado por una conciencia crítica aguda e implacable de la época. De hecho, igual que en los artículos de Larra, es la ironía el recurso principal para decir la “realidad”. Sin embargo, sus comentarios acerca de la obra de Pérez Galdós permiten elevar éste al rango de maestro. Galdós (1912) recoge la materia crítica más significativa en torno a la obra galdosiana. Publicada primero en la prensa y luego reunida en tomos, la obra crítica de Clarín cubre, en parte, los títulos siguientes: Solos de Clarín (1881), La literatura en 1881(1882), Sermón perdido (1885), Folletos literarios (1886-1891), Nueva campaña (1887), Mezclilla (1889), Palique (1893), Ensayos y revistas (1894), donde comenta los escritos más significativos de su tiempo.

Para adentrarse en la escritura de ficción, elige primero el género de los cuentos con Pipá (1879) y otras entregas cortas. A continuación escribe La Regenta, obra maestra sin equivalente en la literatura española, que se inscribe en la veta del realismo y de la crítica social. Ana Ozores, la heroína, es caracterizada por la frustración y la ensoñación. La unión de estos temas, conjugado con una escritura y un estilo muy cuidados, una organización interna muy compleja y un significado denso, hacen de La Regenta una obra “total”.

La trama es muy simple: Ana Ozores, que está casada con el Regente de la Audiencia, don Víctor Quintanar, mucho mayor que ella, se ve acosada por dos hombres: Álvaro Mesía, el seductor de Vetusta, y don Fermín de Pas, el magistral de la catedral. Su corazón le dictará su preferencia por el Don Juan, Álvaro. De esta manera, se retratan las diferentes clases sociales, se critica el ambiente moral espeso y, sobre todo, el enfrentamiento de dos tipos de amor: el amor carnal vs el amor espiritual. Técnicas narrativas como el monólogo interior, la introspección, el estilo indirecto libre, la precisión de los términos, hacen que el miscrocosmos de Vetusta y sus personajes tengan una “vida propia” y expresen su sentir.

4. De un siglo a otro: la “generación del 98”

El cambio de siglo en literatura se opera con el famoso grupo o “generación del 98”. Volvamos a los orígenes del grupo y echemos un vistazo a los puntos principales del texto de Azorín, iniciador de esta generación que subraya el “espíritu de protesta, de rebeldía” que anima a la juventud de 1898. Todos – Azorín menciona aquí a Maeztu, Baroja, Valle-Inclán – luchan por una España nueva y poderosa. Esta generación “ama los viejos pueblos y el paisaje” nos dice Azorín. De hecho, el tema principal de la generación será España, el pueblo y el paisaje. Allí, en los “campos de Castilla” (según el título de otro autor noventayochista Antonio Machado), en el pasado glorioso de Berceo, Juan Ruiz, Santillana y del Greco, se halla la esencia de España y el germen de su renovación. Como cada grupo o corriente, desarrollan su propia concepción del lenguaje. “Se esfuerzan , en fin, en acercarse a la realidad y en desarticular el idioma, en agudizarlo, en aportar a él viejas palabras, plásticas palabras, con objeto de aprisionar menuda y fuertemente esta realidad” (Azorín, “La generación de 1898”). Aquí sólo vamos a aludir a un pensador importante de esta generación: Miguel de Unamuno, y a su filosofía del sentimiento trágico de la vida, elemento importante de esta generación.

4.1. Miguel de Unamuno (1864-1936)

Miguel de Unamuno nace en Bilbao en 1864, estudia letras en Madrid y se vuelve catedrático de griego y rector de la universidad de Salamanca. En 1897, sufre una crisis religiosa y pierde la fe. El tema religioso tendrá importantes repercusiones en su obra ya que se halla en el fundamento de su pensamiento filosófico. Se considera como un intelectual comprometido, lo que lo llevará a exiliarse a Canarias y a Francia.

En su obra polifacética se encuentran los grandes cuestionamientos de la época: la esencia de España en En torno al casticismo (1895) y La vida de Don Quijote y Sancho , donde plantea ya el tema de la autonomía de los personajes, que se encuentra en su máxima expresión en Niebla (1914). El tema de la religión y el pesimismo vuelven a encontrarse en Del sentimiento trágico de la vida, La agonía del cristianismo y San Manuel Bueno, mártir donde se plasman los conflictos internos entre los personajes. En su poemario El Cristo de Velázquez, es central la problemática de la fe y de la peculiaridad de la religión en España.

Con Niebla, Unamuno inventa un nuevo tipo de novela, la nivola. Ésta rompe con los moldes realistas, se construye por los juegos de diálogos, tejiéndose a diferentes niveles de la narración; una novela donde el lector es un participante activo. Conversaciones entre el protagonista, Augusto Pérez, y los demás o entre Augusto y el lector o el autor ponen de relieve la angustia, el sentimiento trágico de la vida que dominan la obra unamuniana. El sentimiento trágico gira alrededor de dos puntos esenciales: la cuestión del Ser, de su identidad y la cuestión de la inmortalidad del hombre. No se trata del hombre de los filósofos sino del hombre “de carne y hueso, el que nace, sufre, y muere”, y que busca una respuesta a sus cuestiones existenciales de identidad y de inmortalidad. La imposibilidad de contestarlas – a causa de la muerte- lleva al hombre unamuniano a sufrir del sentimiento trágico de la vida. Este radica, pues, en la lucha perpetua entre dos polos: la fe y la razón, lo ideal y lo real, la inteligencia y el sentimiento. En esta lucha, no hay vencedor, ya que ninguno de los polos puede demostrar la existencia del hombre, aún menos su inmortalidad; son dos polos que se necesitan mutuamente. Para intentar salir de esta filosofía de la contradicción, encuentra en la fe agónica – la fe a base de incertidumbre – su única opción.  

4.2. El modernismo

La obra de los escritores españoles de entresiglos se enmarca en un movimiento más amplio: el modernismo. Su instigador es Rubén Darío, poeta nicaragüense que nació en 1867, y que viajará a Europa e integrará todas las tendencias estéticas europeas para sintetizarlas en el modernismo. Los poetas modernistas, en Europa o en América, se definen por sus influencias extranjeras y por su tendencia cosmopolita. Poe, Whitman, Wilde, D’Annunzio, el parnasianismo y el simbolismo franceses, son las fuentes de una renovación poética esencial. Se busca la belleza, la musicalidad, los colores o los valores sensoriales para sugerir la intimidad del poeta. Esta búsqueda de la belleza y de la musicalidad lleva a potenciar los ritmos y a cambiar la métrica tradicional para indagar en nuevos hallazgos formales. En los versos de R. Darío y José Martí en América, Salvador Rueda, Manuel y Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez se percibe este cambio de sensibilidad poética y estética.

    Di si las siguientes afirmaciones son verdaderas o falsas*

  • 1. La Regenta de Pérez Galdós puede compararse con Madame Bovary de Flaubert

    VERDADERO FALSO        

  • 2. Rosalía de Castro es precursora del movimiento “Rexurdimiento" cultural de Galicia

    VERDADERO FALSO        

  • 3. El modernismo intenta renovar la prosa española

    VERDADERO FALSO        

  • 4. En Los Episodios nacionales, Galdós abarca toda la historia de España

    VERDADERO FALSO        

  • 5. Miguel de Unamuno desarrolla una nueva visión de la novela en Niebla

    VERDADERO FALSO        

      


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    Dernière mise à jour : 2/05/2005